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¿Es bueno encender y apagar la caldera?
Llega la temporada de calefacción y muchos usuarios se preguntan cuál es la mejor forma de hacer uso de su caldera. Desde BAXI queremos ayudarte a tomar la mejor decisión en función de una serie de condicionantes.
Bajo nuestro punto de vista, lo ideal es que cuando empieza el frío, la caldera tenga el modo de calefacción activo y su funcionamiento se controle mediante un termostato ambiente convenientemente ajustado.
Con los termostatos podemos seleccionar las temperaturas deseadas, y la caldera (si está activo el servicio de calefacción) se pondrá en marcha para alcanzar esa temperatura y la parará una vez se consiga. Es por ello que los termostatos de ambiente son indispensables para gestionar la calefacción en nuestros hogares. Si además estos son de tipo modulante y programables, garantizamos un funcionamiento óptimo de servicio de calefacción, maximizando la eficiencia y el confort en el hogar. Los termostatos programables permiten poner diferentes temperaturas deseadas en franjas horarias distintas. Los termostatos modulantes ajustan la temperatura de agua en el circuito según lo cerca o lejos que esté la temperatura ambiente de la deseada, consiguiendo así alcanzar la temperatura que queremos de forma más rápida y eficiente.
Aclarado esto, hay que tomar en consideración el tipo de emisor de calor que tengamos y el grado de inercia térmica que pueda tener.
Emisores en sistemas que funcionan con agua
- Suelo radiante: El que más inercia térmica tiene por tener que trabajar a baja temperatura. Necesita mucho tiempo para calentarse.
- Radiadores de hierro fundido: Tienen una alta inercia térmica. Retienen el calor y siguen calentando durante un largo periodo de tiempo.
- Radiadores de aluminio y chapa de acero: Por su baja inercia térmica, son los emisores que se calientan más rápido, consiguen la temperatura deseada en un corto periodo de tiempo, pero también retienen menos el calor una vez se apaga la caldera. El aluminio permite también diseños que favorecen la convección y por lo tanto que aumentan su capacidad de emisión.
Emisores en sistemas que funcionan con aire
Aunque es el sistema menos habitual en España, los fancoils son emisores que impulsan aire precalentado y calientan de forma más rápida que los emisores que funcionan directamente con agua, ya que su inercia térmica es mínima. Por tanto, se necesita poco tiempo para recuperar la temperatura deseada en ambiente.
También hay que tomar en consideración el uso que se haga de la vivienda y nuestros hábitos de vida.
No es lo mismo una vivienda de uso habitual que una segunda residencia que se habita de forma ocasional y por periodos normalmente cortos. Habitar una casa en continuo supone tener una cierta temperatura mínima que no esté muy alejada de la de confort y, por lo tanto, resultará más fácil alcanzarla cuando se requiera. Si disponemos de emisores de baja inercia y nos ausentamos de casa durante un tiempo, al volver será relativamente fácil de recuperar la temperatura de confort. Por el contrario, si disponemos de emisores de alta inercia el tiempo de recuperación será más largo y, por ello, si nos ausentamos de casa durante unas horas, vale la pena mantener el sistema activo y con una cierta temperatura mínima, no muy lejana de la de confort deseada.
Si hablamos de viviendas de uso ocasional (como por ejemplo fines de semana) resulta muy útil disponer de termostatos WiFi. De esta manera, si la casa dispone de servicio de internet, podemos encender la calefacción de forma remota. De nuevo, se deberá tener en cuenta el tipo de emisor para anticiparnos más o menos en el encendido y compensar así su posible inercia.
En todo ello el aislamiento de paredes y cerramientos de la vivienda juega un papel fundamental. Cuanto mejor sea, mejor se mantendrá la temperatura en el hogar y, por lo tanto, la exigencia al sistema de calefacción se reducirá.
Conociendo cómo se comporta la instalación, hábitos de uso de la vivienda y teniendo en cuenta las expectativas de confort que puedan tenerse, el usuario tendrá que ajustar estas temperaturas ya sea de forma manual o mediante la programación que pueda ofrecer el propio termostato.
Finalmente, hay que tener presente que la caldera puede no tener el servicio de calefacción activo, pero siempre debe estar conectada a la corriente eléctrica y, si está en zonas donde puedan darse heladas, deberá dejarse la llave de gas abierta. Con ello quedan habilitadas protecciones contra heladas que, al menos, protegerán la caldera y también se evitarán agarrotamientos del circulador de la caldera por falta de uso.