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Hacia una mayor seguridad energética en Europa
La actual situación de crisis energética está haciendo que Europa se replantee fundamentalmente su suministro de energía.
Los precios del mercado del gas están alcanzando máximos históricos, y es probable que los hogares europeos se lleven la peor parte al aumentar los costes energéticos. Como las facturas de gas se duplican o incluso triplican, cada vez más hogares corren el riesgo de caer en la pobreza energética. En una encuesta realizada en 2020 en toda la UE, el 8% de las personas declararon que no podían mantener su casa suficientemente caliente, y el aumento de los precios del gas significa que esta cifra aumentará.
La dependencia energética del exterior es cada vez más arriesgada e incómoda para los dirigentes del continente. Las ambiciones climáticas de la UE ya habían llevado al bloque a reconsiderar su consumo de gas natural, y los acontecimientos actuales han añadido una aguda sensación de urgencia. La UE ha anunciado sus planes de independizarse del petróleo, el gas y el carbón del exterior para 2027. Sin embargo, en una situación altamente volátil, aumenta la presión para que se actúe con rapidez.
Mientras los líderes europeos buscan urgentemente fuentes de energía alternativas, la pregunta apremiante es: ¿Qué podemos hacer para ayudar a los países a ser energéticamente independientes?
¿Y qué papel pueden desempeñar los edificios, y sus usuarios, en este sentido? Uno muy importante, a juzgar por las cifras. La calefacción y la refrigeración de los hogares y otros edificios representan alrededor del 40% del consumo energético de Europa, por lo que el sector de la construcción desempeña un papel importante en el consumo energético de Europa.
Es fundamental reducir el uso de combustibles fósiles y optar por formas más ecológicas de calentar los edificios y el agua. Como los acontecimientos actuales ponen de manifiesto, no hay tiempo que perder. Los responsables políticos, nuestra industria y los usuarios finales tienen que trabajar juntos para acelerar el ritmo hacia una calefacción eficiente y basada en las energías renovables, permitiendo la transición energética que nuestro planeta tanto necesita.
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Bombas de calor, híbridos y calderas de alta eficienciaLa electrificación eficiente de la calefacción y el agua caliente sanitaria puede reducir el consumo de combustibles fósiles. Las bombas de calor son muy eficientes, ya que transfieren el calor al interior desde una fuente renovable, como es el aire del exterior del edificio. Las bombas de calor actuales funcionan mejor en casas bien aisladas con calefacción de baja temperatura, por suelo radiante o radiadores, que suelen encontrarse en los edificios de nueva construcción.
Pero, ¿cómo podemos utilizar las bombas de calor para reducir el consumo de energía en las casas y edificios existentes?
Una de las formas más sencillas de reducir el consumo de gas en los edificios existentes es sustituir las calderas convencionales de gas por modelos de condensación de alta eficiencia. Al recuperar más calor de la misma cantidad de energía, las calderas de condensación de alta eficiencia reducen inmediatamente el consumo de gas en un 30%. Sin embargo, aunque las calderas convencionales de baja eficiencia suponen el 60% de la calefacción de los edificios, sólo se sustituye el 4% cada año. Por eso, el sector debe acelerar la sustitución de los sistemas antiguos e ineficientes.
La calefacción híbrida es una opción obvia cuando se trata de reducir el consumo de combustibles fósiles. Si se combina una caldera de gas o gasóleo con una bomba de calor, se reduce inmediatamente el uso de combustibles fósiles. Una configuración híbrida que combina una bomba de calor con una caldera de gas moderna ahorra otro 70% en el uso de gas. Estos híbridos pueden instalarse fácilmente en los hogares sin necesidad de grandes reformas. Las bombas de calor híbridas se adaptan perfectamente a millones de hogares existentes con diversas necesidades de calefacción y refrigeración.
Gases verdes e hidrógeno
Además de ahorrar energía, las bombas de calor híbridas contribuyen a resolver otro importante reto energético: la congestión de la red. Gracias a su capacidad para alternar entre gas y electricidad, las bombas de calor híbridas hacen que el sistema energético sea más resistente. En comparación con sus homólogas totalmente eléctricas, reducen los picos de demanda de energía y la necesidad de inversiones inmediatas en refuerzos de la red.
El aumento del uso de gases renovables o "verdes", como el biometano a corto plazo y el hidrógeno a largo plazo, es clave para descarbonizar las calderas y mejorar la seguridad energética de Europa. No es de extrañar que la Comisión Europea recomiende sustituir más de la mitad de las actuales importaciones de gas por biometano e hidrógeno para 2030.
Las modernas calderas de alta eficiencia de BAXI ya pueden funcionar con una mezcla de hidrógeno de hasta el 20%. Se espera que nuestras calderas “100% H2 ready” estén disponibles en 2025/2026. Serán calderas de condensación de gas natural que podrán transformase para consumir hasta un 100% de hidrógeno. Ahora, Europa necesita acelerar la inversión en hidrógeno verde, ya que éste todavía no está disponible. La creación de la infraestructura para el hidrógeno será crucial para que Europa pueda dar el paso a este prometedor combustible del futuro.
El instalador del futuro
Uno de los principales problemas de la transición energética en Europa es la escasez de instaladores. Necesitamos instaladores cualificados -y muchos de ellos- que nos acompañen en el camino. Sin embargo, ya hay una escasez de instaladores cualificados en Europa, que no hará sino empeorar a medida que muchos instaladores tradicionales se vayan jubilando en los próximos años. Incluso los que siguen en activo carecen en su mayoría de conocimientos para instalar las tecnologías del futuro, como las bombas de calor.
Necesitamos un enfoque bien organizado para garantizar que haya suficientes instaladores con las habilidades adecuadas para "instalar la transición energética". Las partes interesadas, desde las empresas hasta los gobiernos y las escuelas de formación profesional, deberían replantearse el perfil del trabajo, la educación y el público objetivo para permitir un rápido aumento del número de instaladores.
El instalador del futuro instalará una mayor variedad de dispositivos y será el asesor de los clientes sobre sus opciones para descarbonizar sus hogares y edificios. Esto significa que los instaladores tienen que volver a formarse y que la educación tiene que cambiar. Para llenar el vacío, tenemos que atraer a más jóvenes a la profesión de instalador. Los modelos de negocio de las empresas instaladoras también cambiarán, por lo que estas empresas sólo sobrevivirán y prosperarán si cambian su forma de trabajar.
Nuestro sector tiene la responsabilidad de crear productos y proporcionar formación y apoyo para que los instaladores puedan instalar soluciones modernas de forma rápida, sencilla y eficaz. Y tenemos que pensar de forma creativa.
En BAXI, reciclamos a los instaladores y los formamos en soluciones climáticas sostenibles en centros de formación de toda Europa. Les ayudamos con formación online y presencial, incluso en su propia ciudad dentro de nuestros centros de formación, en aulas compartidas en asociaciones de instaladores e incluso con aulas de formación itinerantes. Además de proporcionar productos fáciles de instalar y mantener, ayudamos a reciclar a los instaladores existentes en toda Europa y promovemos la instalación de equipos de climatización como una prometedora carrera profesional. Proporcionamos formación y reciclaje a los instaladores para que trabajen con todo tipo de soluciones que mejoren la eficiencia energética de las instalaciones y aumenten el uso de todo tipo de energías renovables.
Unidos en la acción
Europa se enfrenta a una crisis energética. Para cambiar las cosas de verdad, y hacer de esto la prioridad que debe ser, debemos unirnos todos. Es imperativo que eliminemos las barreras que impiden a los usuarios finales cambiar a soluciones más eficientes desde el punto de vista energético. Esto requiere una acción inmediata por parte de la industria, el gobierno y los usuarios finales.
Los usuarios finales tienen un papel fundamental: utilizar la energía de forma más eficiente. Y el riesgo de pobreza energética es un gran incentivo para que lo hagan. Tenemos que motivarlos y facilitarles el ahorro de energía.
Como industria, tenemos que convencer a los usuarios finales para que hagan el cambio. Nos corresponde a nosotros dar a conocer soluciones alternativas, como la Aerotermia, la Energía Solar y los equipos de alta eficiencia, y hacer que la transición sea lo más sencilla posible. Pero para poder tener un impacto real, necesitamos que los gobiernos apoyen el cambio a los sistemas más renovables y de menor consumo de gas en toda Europa mediante planes de subvención, normativas y campañas que promuevan la eficiencia energética.
La tecnología también puede ser de gran ayuda. Los termostatos conectados a aplicaciones inteligentes, por ejemplo, permiten a los propietarios controlar su consumo de energía. Ahora que muchos de nosotros volvemos a incorporarnos al trabajo fuera de casa, es hora de volver a programar y controlar a distancia el termostato de nuestra vivienda.
Es hora de actuar
Estamos todos juntos en esto: la transición energética es un complejo rompecabezas que no puede ser resuelto por una sola empresa, industria, gobierno o autoridad supranacional. Todos debemos participar, asumiendo nuestra responsabilidad y desempeñando nuestro papel. Como industria y como empresa, estamos dispuestos a aumentar el desarrollo de sistemas y servicios de climatización para satisfacer la creciente demanda de soluciones de futuro y eficientes desde el punto de vista energético.
A medida que el precio de la energía aumenta y las presiones financieras sobre los hogares aumentan, la seguridad energética nunca ha sido más importante. Tenemos la voluntad y las soluciones, así que aprovechemos el momento. Es hora de actuar para hacer realidad la transición energética.